Actualidad sobre las diferentes especialidades en enfermería

El Real Decreto de Especialidades relativas al grado de Enfermería se aprobó hace ya doce años, y desde entonces son muchas las cosas positivas que se han mejorado y muchas otras las que continúan pendientes, como las que tienen que ver con los cuidados de determinados tipos de enfermos o el escaso o nulo reconocimiento que padecen aún muchas especialidades.

Para los enfermeros, al igual que para los médicos, existe una pasarela de estudio dedicada a la especialización conocida con las siglas de EIR (Enfermero Interno Residente). Este título permite acceder a diversos tipos de especialidades de la salud, como son la relacionada con la maternidad (especialidad Obstétrico-ginecológica o matronas), con los ancianos (especialidad Geriátrica), o con la salud mental. Sin embargo, y según la propia comunidad de enfermeros, lo cierto es que solo llega a funcionar con plenas garantías la primera de las especialidades, es decir, la que tiene que ver con la ginecología y la maternidad.

Los problemas a los que se suelen enfrentar el resto de especialidades tienen relación con la ausencia de convocatoria de plazas y con la escasez de bolsas de empleo,  fundamentalmente. A esto se suma el hecho de que muchas comunidades autónomas no reconocen la categoría de especialidad en las seis por las que se presentan los enfermeros al estudiar el EIR (Pediátrica, Geriátrica, Salud mental, Trabajo, Familia y Comunitaria y Obstétrico-ginecológica), lo que sin ninguna duda frena el hecho de avanzar y de establecer residencias en determinados campos.

La especialidad de matrona sí que cuenta hasta la fecha con una amplia oferta de puestos específicos y de bolsas de empleo, pero el resto de especialidades suelen verse abocadas a un cajón de sastre de enfermería generalizada tras dos años de trabajo y especialización concreta. Como ejemplo, las 12 primeras plazas de formación destinadas a la especialidad de Geriatría se convocaron por el Ministerio de Educación y Sanidad cinco años después del Real Decreto de Especialidades; algo parecido a la especialidad de Pediatría, que no contó con un programa de especialización propio hasta ese mismo año de 2010.

Desde la especialización de enfermería Familiar y Comunitaria, se aseguraba ya en 2015 que a pesar de sus más de 350 especialistas formados, ninguno había conseguido aún ejercer como tal. Otros grupos, como el de enfermería en cuidados Médico-quirúrgicos, aún tienen pendientes todavía la aprobación de su propio plan formativo, yendo a la cola por completo del resto de especialidades.

Los recortes y la falta de prevención, de planificación y de recursos económicos destinados a la salud, son las principales causas de este retraso que se sufre en las especialidades de enfermería, lo que supone, además de una merma en la calidad y en la atención dedicada al paciente, un camino largo, duro y frustrante para los miles de estudiantes que cada año se unen a formar parte de este campo de la salud.

Estas circunstancias, motivadas en gran medida por un abaratamiento de costes, están llevando a una completa pérdida de calidad en el mundo de la enfermería, utilizándose al colectivo para aquello que se necesite, como ocurre muchas veces con los dependientes de grandes almacenes, y no para lo que realmente se haya preparado a conciencia.

Los niveles de incongruencia a los que lleva este sistema se entienden bien cuando se comprueba que una parcela de la enfermería, como es la de oncología, tan necesaria en nuestros días a la par que compleja, carece también por completo de reconocimiento como especialización propia, junto a otros campos como el de los servicios de urgencias.

Según el colectivo de enfermeros de España, que cuenta con unos 300.000 miembros, las consecuencias de este desastre organizativo y de la gran falta de cumplimiento que existe a nivel laboral y profesional por parte de las administraciones, repercute de forma directa en los pacientes y en todo nuestro sistema sanitario, pues los enfermos no pueden recibir en modo alguno toda la atención que necesitan ni los enfermeros ejercitarse conforme a su preparación.

A pesar de que la enfermería ya es una carrera más, gracias al Plan Bolonia y al establecimiento y unificación del sistema de estudios universitario en forma de Grados, no se ha avanzado lo suficiente en esta profesión, que sigue gozando muchas veces todavía de ese cliché de antaño que menospreciaba la labor asimilándola a los cuidados caseros y domésticos.

Por todas estas razones, el sindicato de enfermeros (SATSE) creó para este mismo año de 2017, una interesante iniciativa destinada a la reivindicación necesaria de más puestos de trabajo y del reconocimiento que esta profesión merece. Dicha iniciativa, llamada “Para 2017 quiero”, refleja muy bien el sentir de un colectivo profesional que no cesa en la lucha por la mejora de sus derechos profesionales, así como por el fin de la precariedad laboral.